Compare esta imagen con el aspecto que tiene realmente un recién nacido tras salir del vientre materno: azulado, cubierto de sangre y una sustancia blanquecina y pegajosa y con el aspecto de acabar de participar en un combate de boxeo.
Pero el hecho de que su bebé no se parezca a uno de esos querubines de Hollywood no debería ser motivo de sorpresa. Recuerde que el feto se desarrolla inmerso en líquido, replegado sobre sí mismo en un espacio que se le queda cada vez más pequeño dentro del útero. Todo el proceso suele culminar con el bebé siendo empujado a través de un canal del parto óseo y sumamente estrecho, siendo necesario a veces utilizar fórceps o ventosa.
De todos modos, hay dos cosas que conviene recordar:
Generalmente, los rasgos que hacen que un bebé normal tenga un aspecto extraño sólo son temporales.
A los ojos de un padre ilusionado y lleno de admiración, su bebé siempre será el bebé perfecto.
El momento en que usted podrá ver, tocar o inspeccionar por primera vez a su recién nacido dependerá del tipo de parto que tenga, de su estado y del estado del bebé. Si tiene un parto vaginal sin complicaciones, deberían permitirle coger al bebé a los pocos minutos de dar a luz.
En la mayoría de los casos, los bebés parecen encontrarse en un estado de alerta tranquila aproximadamente durante la primera hora inmediatamente posterior al embarazo. Ése es un momento perfecto para que usted y su pequeño se empiecen a familiarizar el uno con el oto e inicien el proceso de formación del vínculo. Pero no se desespere si las circunstancias imposibilitan que conozca, vea o coja al bebé inmediatamente después de dar a luz. Pronto podrán pasar tiempo los dos juntos, y no hay pruebas científicas de que el retraso de ese encuentro repercuta negativamente sobre la salud o el comportamiento del bebé, ni sobre la ulterior relación materno-filial.
Durante las primeras semanas, se dará cuenta de que la mayor parte del tiempo su bebé tenderá a mantener los puños apretados, los codos, caderas y rodillas flexionados, y brazos y piernas replegados sobre la parte anterior del cuerpo. Esta postura se perece bastante a la posición fetal que mantuvo durante los últimos meses de embarazo. Los bebés que nacen prematuramente pueden presentar algunas diferencias en lo que se refiere a la postura, aspecto, actividad y comportamiento en comparación con los recién nacidos a término.
Los bebés nacen con una serie de respuestas instintivas a estímulos como la luz o el tacto, conocidas como reflejos primitivos, que desaparecen gradualmente conforme van madurando. Estos reflejos incluyen:
Reflejo de succión, que hace que el bebé succione con fuerza cualquier objeto que le pongan en la boca.
Reflejo de prensión, que hace que el bebé cierre la mano y apriete fuertemente los dedos cuando le aplican presión en la palma de la mano con un dedo u otro objeto.
Reflejo de Moro, o reacción de sobresalto, que hace que el bebé extienda súbitamente los brazos hacia los lados y luego los repliegue sobre el tronco cuando se sobresalta ante un ruido fuerte, una luz intensa, un olor fuerte, un movimiento repentino u otro estímulo.
Asimismo, debido a la inmadurez del sistema nervioso, a los recién nacidos les pueden temblar los brazos, las piernas o la barbilla, particularmente cuando lloran o están agitados.
Durante las primeras semanas generalmente los bebés se pasan la mayor parte del tiempo durmiendo. Esto puede estar todavía más exacerbado durante el primer día o primer par de días de vida en los recién nacidos a cuyas madres les administraron ciertos tipos de medicamentos o anestesia durante el parto.
A menudo a los padres les preocupa el patrón respiratorio de su de recién nacido, debido a la mayor atención que ha recibido últimamente el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). Pero usted debe tener en cuenta que es normal que la respiración de un bebé tan pequeño sea un poco irregular.
Cuando un bebé está despierto, su frecuencia respiratoria puede variar ampliamente, a veces excediendo las 60 respiraciones por minuto, sobre todo cuando está agitado o después de un episodio de llantos. Los recién nacidos también tienen períodos durante los cuales dejan de respirar de 5 a 10 segundos y luego vuelven a respirar por sí mismos. Esto se conoce como respiración periódica, lo que tiende más a ocurrir durante el sueño y se considera completamente normal. De todos modos, si el bebé se pusiera azul o dejara de respirar durante un período de tiempo más largo, se trataría de una emergencia, en cuyo caso debería contactar inmediatamente con el pediatra o llevarlo al servicio de urgencias más cercano.
A pesar de que no empezará a hablar hasta mucho más tarde, su recién nacido producirá una sinfonía de sonidos –sobre todo grititos de alta frecuencia– además de los llantos de rigor. Los estornudos y los hipos también son muy frecuentes, y en los recién nacidos no indican que el bebé padezca alguna infección, alergias o problemas digestivos.